Nombres para tiendas de curiosidades

Sinónimo de autenticidad y originalidad. Despierta la curiosidad en tus clientes y provoca que entren a tu tienda de curiosidades en cuanto lean este nombre genial. Sugiere tener un surtido muy especial e interesante.

Nada más notorio en una tienda de curiosidades, que un niño o niña encaprichados por algunas de las cosas que ven dentro de ella. Bautiza a tu negocio con un nombre que sea fácilmente relacionado por tus clientes.

Un nombre específico para una tienda de curiosidades que se especializa en coleccionar adornos y otros objetos, con el popular estilo vintage. La palabra “recuerdo” avivará el deseo de tus clientes por visitar tu tienda.

Ideal para una tienda de curiosidades de gran tamaño, y que cuenta con un amplio surtido de todo lo que comercializa. La palabra bazar es informal y amable, lo que permite que tus clientes entren con confianza a tu tienda.

Divertido y fácil de recordar. No existe un mejor placer culposo, que el pasarse horas mirando el inventario de una tienda de curiosidades. Dibuja una sonrisa en el rostro de tu clientela con un nombre humorístico.

Perfecto para una tienda que se ubica en una zona turística, en alguna ciudad con playa. Es común que los negocios de curiosidades mezclen entre sus productos, bellas artesanías de artistas locales. Conquistarás a los visitantes de tu ciudad.

Uno de los giros comerciales más populares de las tiendas de curiosidades, es la de ofrecer productos importados de China y otros países del Lejano Oriente. Si es tu caso, considera esta opción convincente.

Sugiere que tu tienda tiene todo a precios razonables. En muchos países, asociar los regalos con el clóset significa que no se quiere gastar mucho dinero en adquirir algo, para luego entregarlo como presente de algún amigo o familiar.

Una divertida forma de nombrar a tu tienda de curiosidades; a fin de cuentas, cosas y más cosas, son las que se ven en este tipo de negocios, lo que los convierte en sitios muy atractivos para comprar algo.

Histórico y llamativo. Recuerda la época victoriana en la que se denominaba “bric-a-brac” a los pequeños adornos y otros objetos de colección que generalmente llegaban a las tiendas como donaciones, y después se comercializaban como objetos de segunda mano.